Bodhidharma fue el maestro indio que llevó el budismo a China en el siglo VI d.C. En el Zen se considera, después del Buda, la persona más importante en el budismo, y se venera como el primer patriarca del budismo Zen. Se dice que permaneció nueve años en una cueva sin hablar con nadie.
Uno de sus discípulos, Huike, buscaba tan desesperadamente la enseñanza que se cortó el brazo izquierdo y se lo mostró en la cueva, para dar prueba de su compromiso y sinceridad. Así fue el diálogo que tuvieron, según rezan los textos:
Huike: Mi mente no está en paz. Te lo suplico, Maestro, pacifícala.
Bodhidharma: Tráeme tu mente y la pacificaré.
Huike: He buscado mi mente, pero no soy capaz de encontrarla.
Bodhidharma: Ahí lo tienes, ya la he pacificado.
Se dice que Huike, después de este diálogo, alcanzó la Iluminación. Vemos que no es fácil encontrar la mente, aunque la sintamos.
El Buda insistía a sus discípulos en «contemplar la mente en la mente», o «contemplar la mente como la mente», observando de forma objetiva cómo aparecen los fenómenos mentales en ella: pensamientos de pasado o futuro, recuerdos y fantasías, emociones de todo tipo (alegría, tristeza, miedo), o bien observando la ausencia de fenómenos mentales. Si la mente está concentrada o no, cómo se mueve de un sitio a otro y por qué. Podríamos decir que el awareness es el espacio donde se produce el conocimiento, el espacio donde aparecen los fenómenos mentales. Es, de alguna forma, el vacío. Y la mente es aquello que conoce.
Y ¿cómo es ese vacío una vez que no hay contenidos mentales? ¿Qué forma tiene la mente? ¿Qué color? ¿Qué límites?
La mente no tiene una forma especial, es ilimitada. Si buscas los límites por un lado o por otro, por cualquiera de las direcciones, podrías seguir avanzando y no llegarías a un final. Quizá la única excepción es cuando exploras la mente hacia atrás. Allí se encuentra el observador, aquello que conoce. Muchas personas describen que ahí sí que sienten un límite, el que pone el observador. Respecto al color. La mente es homogénea, es toda del mismo color. Suele predominar el color negro, pero podría ser también gris o de otro color, generalmente oscuro; pero es un color homogéneo, igual en todo el espacio de la mente, y que no cambia. Allí no hay nada, no hay ningún objeto o imagen atascada. Cualquier cosa que apareciese la podrías quitar porque es insustancial, cambiante e impermanente. Ahora bien,el espacio de la mente no se puede quitar, no se puede hacer desaparecer: es inmutable y permanente, hasta que aparecen nuevos fenómenos mentales.
En suma, la mente es en esencia vacío. Y este vacío es lo que crea el espacio para que los fenómenos mentales puedan aparecer. Por muchos objetos que haya en la mente, nunca está llena del todo, siempre se puede observar el vacío; lo que ocurre es que es muy sutil, y es más fácil verlo cuando no hay objetos mentales en ella.
Podemos hablar del espacio vacío de la mente o del espacio vacío del awareness, porque, aunque no son estrictamente sinónimos, están muy relacionados.
También se dice que la mente es ilimitada y se usa la metáfora del zurrón. El espacio o el aire que existe dentro de un zurrón vacío (y que representa la mente individual) es el mismo que el que existe fuera (la mente universal). Aparentemente son diferentes porque el zurrón (que representa el cuerpo) lo limita. Pero cuando el cuerpo muere y el zurrón se abre, ¿existe alguna diferencia entre ambas mentes? Ver la naturaleza vacía de la mente es muy liberador. Es como una habitación llena de muebles; da igual lo llena que esté y lo pesados que sean, siempre va a poder vaciarse.
Conocer la naturaleza vacía de la mente es una ruta directa a la libertad, porque «todo puede convertirse en vacuidad, todo puede liberarse». Suzuki Roshi decía:
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