En las tradiciones meditativas existen varias descripciones de mapas sobre las etapas de la meditación. Uno de los más conocidos y usados es este del sabio Kamalasila, que en los tiempos actuales ha sido recogido por Allan Wallace. Incluye diez etapas:
- ATENCIÓN ORIENTADA: esta primera etapa se basa en aprender a dirigir la atención a un objeto (p. ej., la respiración), al menos durante unos segundos en sesiones que pueden durar veinticuatro minutos. Una primera señal de progreso es darse cuenta del caos en que se encuentra la mente. En esta etapa se puede encontrar una mente distraída (decaída, poco clara o confusa), hiperactiva (excitada, agitada, inquieta, evasiva, preocupada) u obsesiva/ compulsiva (repetitiva, rígida, enganchada).
- ATENCIÓN CONTINUA: se empieza a cultivar la estabilidad de la atención. Aunque en este nivel todavía la atención estará distraída la mayor parte del tiempo, habrá periodos de un minuto en los que la atención estará centrada en el objeto, y estos momentos irán ampliándose con la práctica.
- ATENCIÓN RESURGENTE: la atención puede estar en el objeto de meditación la mayor parte del tiempo de una sesión. Aunque el criterio tiene que ser la calidad de la atención más que la cantidad de tiempo de la sesión, se puede ir incrementando el tiempo en tramos de unos tres minutos en la medida en que la atención se estabilice. Aunque ocasionalmente haya lapsos de tiempo en los que se olvide completamente el objeto, rápidamente se reconocerá el olvido y se volverá a la continuidad de la atención.
- ATENCIÓN RIGUROSA: La atención puede mantenerse en el objeto de meditación y no resulta fácilmente atrapada por pensamientos y distracciones sensoriales. Los periodos de meditación pueden alargarse durante más de una hora dado que se está libre de la agitación burda.
- ATENCIÓN ADIESTRADA: En esta fase, en la que la mente queda libre de excitación burda, todavía se tiene que lidiar con ciertas resistencias en la práctica, como son el obstáculo de la torpeza mental (p.ej., sopor, laxitud, etc.) y que, en ocasiones, la mente se desestabiliza con cierta agitación mental.
- ATENCIÓN PACIFICADA: Esta etapa se caracteriza por la no resistencia a la práctica, la ocurrencia de una laxitud media en la mente lo que provoca cierta falta de claridad, y una sutil excitación en la que el objeto permanece en el centro de la atención aunque ciertos pensamientos involuntarios pueden aparecer en la periferia. Se adquiere la habilidad de testificar pasivamente la secuencia entera de los pensamientos apareciendo y desvaneciéndose.
- ATENCIÓN TOTALMENTE PACIFICADA: la práctica produce una sensación de familiaridad que es la cualidad de este nivel. Se ha logrado un alto grado de equilibrio y refinamiento de la atención y el resto del camino resultará cómodo. En general, se ha superado la laxitud media, pero queda una sutil laxitud en la que el objeto aparece con claridad y la atención está un poco débil. También una sutil excitación puede aparecer en algunos momentos.
- ATENCIÓN CENTRADA EN UN PUNTO: Atención centrada en un punto: el meditador puede sostener una atención focalizada libre de desequilibrios, de la más sutil laxitud o excitación, durante por lo menos tres horas. Es el primer nivel en el que la quietud se impone a cualquier interrupción.
- ATENCIÓN EQUILIBRADA: en este nivel se puede mantener un samadhi impecable, sin esfuerzo y continuo durante al menos cuatro horas. Los contemplativos que han alcanzado este nivel lo describen como la “perfección”.
- SHAMATHA: los nueve estadios anteriores producen cambios importantes pero el logro de samatha transforma completamente el cuerpo y la mente del meditador. Esa transformación implica unas experiencias específicas que se producen en un periodo relativamente corto de tiempo. Esta estabilidad desarrolla cinco factores mentales que se contraponen a los cinco obstáculos: la aplicación de la mente contrarresta el sopor; la atención sostenida, la duda; el gozo, la aversión; el regocijo, la preocupación; y la concentración, el deseo.
Fuente: Garcia Campayo J. Vacuidad y no dualidad. Kairós, 2020
Foto de Julie Ricard en Unsplash