Una forma de entender mindfulness es como un proceso cognitivo complejo, no narrativo, que algunos autores han denominado modo de ser, en contraposición con la forma habitual en la que funciona nuestra mente en la vida diaria, que describen como modo de hacer. La diferencia entre ambos las resumimos en la siguiente Tabla.
El modo hacer se definiría como un modo orientado a la consecución de una meta, en el que la mente está preocupada en analizar el pasado y el futuro, con lo que el presente tiene una importancia escasa. La mente tiende a divagar continuamente, con un incesante y agotador diálogo interno, en el que la mente analiza las discrepancias entre cómo son las cosas y cómo nos gustaría que fuesen. Todo lo que nos ocurre es etiquetado y juzgado como bueno/malo, agradable/desagradable, etc., con lo cual nos apegamos a algunas cosas y queremos rechazar otras. Es el modo habitual de nuestra mente en este momento, y escasamente imaginamos que pueda existir alguna otra forma de funcionar.
En el modo mindful, el modo también llamado no narrativo o modo ser, el objetivo no es conseguir ninguna meta concreta, no hay nada especial que hacer o donde ir, ni la realidad tiene que ser de una forma concreta, por lo que la apertura y flexibilidad mental es total. Por tanto, como no existen expectativas específicas, la mente no analiza las discrepancias de éstas con la realidad. El foco del modo de ser está en aceptar y en permitir la experiencia de los fenómenos en nuestra vida rutinaria, sin presión para cambiar y sin juzgar. Este estado mental tiene que ser alcanzado de forma voluntaria, al menos inicialmente, ya que es muy diferente al proceso normal de nuestra mente. Con el tiempo y la práctica este estado llega a volverse natural. Este modo está más en contacto con la experiencia inmediata, generando una forma no narrativa, no conceptual de relacionarse con el mundo que nos rodea.
El modo ser no se trata de un estado antinatural o alterado, donde toda actividad tiene que parar. Tampoco el objetivo es mantenerse siempre en modo de ser, ya que la realización de actividades intelectuales o que conlleven una meta, deben desarrollarse en el modo de hacer. Lo que se pretende es no quedarse sistemáticamente instalado en el modo conceptual de hacer, atrapados en nuestro diálogo interno, incluso cuando paseamos o no tenemos nada concreto que hacer (por ejemplo, en vacaciones. Incluso en ese período de desconexión queremos conseguir cosas). La práctica de mindfulness nos permitirá pasar del modo de hacer, al modo de ser, de forma voluntaria y consciente, facilitando el paso de un modo a otro de manera funcional. La idea de mindfulness es “Ser mientras se hace”, es decir, realizar nuestras acciones en modo ser, demostrando que ambos estados de la mente pueden combinarse.
Vemos que hay dos formas de funcionar: el modo hacer es muy útil para resolver problemas o tomar decisiones, pero nos estresa. El modo ser nos permite disfrutar de lo que nos rodea y sentirlo, nos relaja, y se asocia a una gran sensación de bienestar y a la creatividad. En suma, nos da miedo pensar como sería nuestra vida si estuviésemos continuamente en “modo ser”. Pero lo que plantea mindfulness es NO ESTAR SIEMPRE EN MODO HACER. Eso no quiere decir que haya que ESTAR SIEMPRE EN MODO SER, sino que podamos pasar de un estado a otro de la mente según lo que necesitemos en ese momento.
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