¿Puedes recordar la última vez que estuviste totalmente concentrado en una tarea durante un período prolongado de tiempo, o disfrutar de una cena con amigos o con tu familia sin haber revisado tu teléfono móvil?
Tanto en nuestro trabajo como en nuestra vida personal, nuestras mentes no desconectan, no descansan. Y es que nuestra capacidad para estar presente y centrado con nuestras tareas y con otras personas está disminuyendo significativamente en los últimos años. Muchos lo hemos notado, pero ahora los investigadores de la universidad de Harvard le han puesto número: 47. El 47% del tiempo que estamos despiertos, nuestra atención está divagando, vagando involuntariamente lejos de lo que en realidad estamos destinados a hacer en ese momento. Casi la mitad del tiempo, vamos por la vida con el piloto automático puesto.
Esto nos ocurre, cuando enviamos un e-mail, estamos en una vídeo conferencia, en la reuniones de equipo, o mientras estamos con nuestras familias o amigos. Y es que, sólo hay que ver las mesas de navidad, momentos únicos del año para compartir con nuestros seres queridos, en lo que los móviles no pierden en ningún momento su protagonismo sobre las mesas.
Esta falta de enfoque disminuye nuestra productividad, dificulta nuestra creatividad, y perjudica nuestro bienestar personal. Hemos entrado en una economía de la “atención parcial continua”, tal y como la define D. Goleman, cuando dice que una atención focalizada centrada y clara es tan valiosa como tener tiempo y habilidades.
Los líderes de diferentes sectores, economía, política, finanzas, empresa etc. son golpeados con especial dureza en la economía de la atención, ya que necesitan una capacidad mental, de atención exquisita, centrada y focalizada para absorber información, consolidarla, comparar, negociar y llegar a buenas decisiones y estrategias en un sin fin de actividad.
Como respuesta a la economía de la “atención parcial continua”, desarrollar y mantener una mente atenta y centrada se está convirtiendo en una ventaja competitiva inesperada en los negocios hoy en día. ¿Pero, por qué? La atención plena es una manera impactante de entrenar nuestra mente para estar tranquilo, claro y centrado en mitad del ajetreo, a veces frenético que vivimos en el mundo de la empresa. Es como ir al gimnasio, simplemente se trata de un gimnasio mental, que mantiene nuestra “mente en forma”. Y por eso, empresas de alto rendimiento de todo el mundo están adoptando la formación que permite a su gente ser más eficaz, competitiva, y a la vez, tener más bienestar personal.
La aplicación de Mindfulness en el trabajo es bastante sencilla, aquí van algunos ejemplos:
1. Practicar Mindfulness durante 10 minutos todos los días, disminuye los niveles de estrés en un 30-35%, mejorará su concentración, rendimiento y el bienestar. Para ello es recomendable comenzar con un curso introductorio que combine conocimientos prácticos y conceptos teóricos, a la vez que detallen las explicaciones neurocientíficas para entender cómo funciona nuestra mente y cómo entrenarla en atención plena.
2. Con minfulness aprendemos a disminuir la multitarea, lo cual es, otra manera de desarrollar la atención plena. Según los investigadores, la multitarea disminuye la productividad, la creatividad y aumenta nuestro estrés, a la vez que crea dependencia de los dispositivos electrónicos e internet. Además, arruina la capacidad de concentración. Aunque nos de la sensación de que hacemos más, los estudios muestran como disminuye la productividad de una persona, (en una jornada laboral de 8 horas, al menos en hora y media diaria). Así que haga una sola cosa a la vez (sólo el 1% de la población es más eficaz en multitarea).
3. A veces, las reuniones de trabajo no tienen la eficacia esperada, todos hemos experimentado las perdidas de tiempo en las reuniones, cuando no se centran los temas, alguien está respondiendo un e-mail desde su móvil, hay dispersión en los asuntos a tratar, falta de atención por parte de algunas personas etc. Si no estamos presentes en las reuniones, estamos perdiendo nuestro preciado tiempo y el de otras personas. La propuesta, con mindfulness y atención plena, consiste en conseguir que la mente se asiente y se centre, dejando fuera de la sala todo lo que traíamos, que nos pueda distraer o distorsionar, para dedicarle el tiempo y esfuerzo estrictamente necesario, estando centrados en los objetivos fijados, y en definitiva siendo más eficaces y productivos.
4. Con mindfulness aprendemos a parar el piloto automático, que nos lleva a la adicción a la acción. Dicho de otra manera esa tendencia tan natural, que vulgarmente llamamos “apagar fuegos”. Nos quedamos atrapados en la resolución de los detalles en lugar de centrarnos en las grandes tareas importantes. Con mindfulness se aprende a tomar descansos cortos (1 min.) durante el día, para aquietar la mente, poder parar y centrarse en las auténticas “Prioridades” de nuestro desempeño.
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