Concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que si puedo, y sabiduría para discernir la diferencia.
Oración de la sabiduría
Para muchas personas, la simple idea de aceptar la realidad les repele. Estas son los principales factores que dificultan la aceptación:
1.- LA IMPORTANCIA: Cuanto mayor es el dolor, mayor es la dificultad para la aceptación
Cuanto más importante es para nosotros el problema y más dolor nos produce, por ejemplo, la muerte de un hijo, más difícil es la aceptación. Es más, aceptar ese suceso nos parecería una falta de amor hacia esa persona, una falta de compromiso con la vida. Con esa visión del mundo, aceptar los sucesos negativos que afectan a seres queridos, nos producen sentimientos de culpa y éste es el origen de muchos duelos crónicos. La forma de afrontar este aspecto es recordando la impermanencia y siendo siempre conscientes de nuestra mortalidad y la de todos los seres vivos. Eso es lo que nos permite desarrollar perspectiva y comprender que lo único realmente importante e insoluble es la muerte. Los demás problemas de la vida son eso, problemas.
2.- EL CONTROL: Siempre creemos que tenemos algo de control
Nos resistimos a asumir que todo lo que ocurre en nuestras vidas se escapa a nuestro control porque no conocemos todos los factores que están determinando ese proceso y, sobre muchos de ellos, no tenemos ninguna influencia. Esto choca frontalmente con la idea predominante en el pensamiento occidental de que el ser humano puede modificar cualquier aspecto de su entorno, a diferencia de la visión tradicional del pensamiento oriental. Esta filosofía ha permitido a los occidentales un gran desarrollo de la tecnología y el control del mundo externo, pero no ha contribuido a que seamos más felices. La forma de afrontar este aspecto es hacernos conscientes del limitado efecto de nuestra conducta sobre el entorno para no sobreactuar sino actuar de forma eficaz.
3.- EL SENTIDO: El sufrimiento al que no se le puede dar un sentido resulta insoportable
Independientemente de la importancia del suceso y de la mayor o menor sensación de control, si podemos dar un sentido al sufrimiento, será mucho más llevadero y nos permitirá crecer como personas. Si no logramos darle sentido, resultará inasumible y generará amargura y distancia con el mundo y con los seres humanos. Tradicionalmente, el sentido venía dado por las creencias religiosas pero, en los tiempos actuales, en que estas creencias se han perdido, los valores personales y el sentido de la vida, deben ser el anclaje que nos permita interpretar el sufrimiento.
4.- ESTAR DE ACUERDO: La aceptación parece implicar aprobación o que no queramos cambiar nada.
Aceptar la realidad que está ocurriendo en un momento, como por ejemplo el hambre en el mundo, no quiere decir que lo aprobemos, ni que no queramos hacer nada por cambiarlo. Aceptarlo implica que asumimos que nosotros no podemos cambiarlo, aunque mientras podemos hacer lo que consideremos que está en nuestra mano, como ayudar a una ONG. En ese proceso no estamos amargados, sino que seguimos conectados con la felicidad interna que surge por el hecho de estar vivo, ni etiquetamos a unas personas como buenas y a otras como malas, sino que desarrollamos la ecuanimidad hacia todas ellas, ya que todos los seres vivos sufrimos: en eso, todos somos iguales.
(Fuente: García Campayo J. Disminuir el sufrimiento con mindfulness y aceptación. Barcelona: Siglantana, 2020)(Foto: Uluru, Australia)
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