Conforme la práctica meditativa aumenta, donde es más evidente el cambio es en el día a día, en la meditación informal. Aunque aparezcan pensamientos, se encuentran muy enlentecidos, se les observa aparecer y desaparecer en el amplio espacio de la mente.
Por otra parte, los seis sentidos siguen percibiendo objetos, pero no hay evitación ni apego, no se busca perpetuar lo que se está experimentando. Todo se experimenta con ecuanimidad y existe un sentimiento duradero de tranquilidad y paz.
Un término frecuentemente usado por Buda en el Canon Pali para describir ese estado es «morar o habitar en la vacuidad».
La pregunta sería: ¿Cómo alcanzar este estado de morar en la vacuidad? Habría cuatro claves principales que vamos a analizar:
En el Discurso corto sobre la vacuidad, el Buda hace una interesante descripción de cómo practicar. El mensaje es simplificar las percepciones en la meditación, de forma que cada vez hay menos y menos percepciones en la mente. Primero hay que dejar pasar las percepciones complejas del entorno, para centrarse en una percepción simple. El Buda relata cómo debe practicar un monje que haya abandonado la vida mundana en su pueblo, y a la gente que lo habita, y se haya trasladado al bosque para meditar:
"Bikkhus (monjes), no atender a la percepción del pueblo, no atender a la percepción de la gente, atendiendo a la percepción simple del bosque. Su mente entra en la percepción del bosque y adquiere confianza, estabilidad y decisión.
Él comprende así:
«Cualquier alteración que pueda producirse según la percepción del pueblo o de la gente no está presente aquí. Aquí solo están presentas las alteraciones que dependen de la percepción del bosque».(Majjhima Nikaya, 121; 4; Bodhi, 2000; pág. 965)
El Buda señala que el meditador que está en el bosque no tiene que afectarse por lo que no está allí, como el pueblo cercano o la gente, y simplemente ha de focalizarse en la percepción del bosque. Y continúa:
"Así, reconoce como vacío lo que no está allí, pero lo que sí está comprende que está presente diciendo: «Esto está presente». Esto es la comprensión de la vacuidad de una forma genuina, no distorsionada y pura. (Majjhima Nikaya 121; 4, Bodhi 2000, pág. 966)
De alguna forma, a lo que nos enseña el Buda es a distinguir que «lo que es es; lo que no es no es». Centrarse en lo que está, no en lo que no está. Parece una verdad muy simple, pero no es así como funcionamos. Nuestra mente siempre está anticipando, proyectando, recordando, negando o elaborando la realidad. La mente tiene que estar estabilizada para no generar pensamientos caóticos continuos, teñidos de «me gusta» o «no me gusta». Como dice el sabio Nagarjuna (2003), uno de los pensadores budistas más influyente después del Buda y creador de la escuela Madhyamika (la del camino Medio), dentro del budismo Mahayana:
«La vacuidad detiene la proliferación mental».
(Fuente: Garcia Campayo J. Vacuidad y NO dualidad. Kairós, 2022)
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